dimecres, 9 d’agost del 2017

COMUNIDADES EXCLUSIVAS DE MUJERES

Se ha prestado atención a las comunidades formadas exclusivamente por hombres, como pude ser el ejército, la marina, las prisiones o determinados clubs privados, señalando las evidentes relaciones sexuales que se producían en su seno. Pero, ¿y en las comunidades formadas exclusivamente por mujeres?, en este artículo me centraré en este tipo de comunidades. 



Clubs, sociedades, internados, grupos religiosos...  multitud de fórmulas, orígenes y finalidades, pero siempre formados exclusivamente por mujeres sin presencia masculina,  y aunque la información que nos ha llegado es siempre escasa hay evidencias de relaciones sexuales y también emocionales. Intentaré hacer un resumen de todo aquello que conocemos en la actualidad. 

La mitología griega nos habla de Artemisa (Diana) que vivía rodeada de virginales mujeres que jamás habían estado con varón. La entrada de varones en su círculo podía acabar con su vida, o con la de la muchacha que yaciera con él.  Posiblemente ello inspiró a los "thiasoi", unas comunidades de mujeres que los historiadores nos han vendido como "escuelas de muchachas de clase alta" o cosas parecidas, eran esto y mucho mas.

Safo de Lesbos perteneció a una de estas comunidades y gracias a ella sabemos de los amores lésbicos que existían en los "thiasoi". Tenían sus propias divinidades y ceremónias y las relaciones se producían de forma muy similar a la educación masculina. Las relaciones amorosas entre mujeres eran mas paritarias que las masculinas, raramente existía el sometimiento y sumisión mas frecuente en las relaciones heterosexuales.

Durante los siglos VI y VII a JC llegaron a celebrarse ceremonias de tipo iniciático en las que se unía a un par de mujeres en un ritual parecido al del matrimonio tradicional. En el Museo del Louvre se encuentra el mejor documento que ilustra este tipo de uniones, conocido como el "partenio de Alcman" el documento nos narra una ceremonia nupcial entre dos mujeres: Agido y Hagesícora.

Las tres Gracias (1817), de Antonio Canova Museo del Hermitage de San Petersburgo
Estas comunidades exclusivas tendrán continuidad en el mundo cristiano. Los conventos de monjas serán lugar de refugio de muchas mujeres que huirán de entornos poco favorables. Aquellas que tenían dotes, también disponían de libertades destro del convento. Es necesario recordar que hasta entrado el siglo XIII, el sádico Papa Gregorio IX no prohibió que las monjas pudieran dormir juntas o compartir habitaciones. Pero durante siglos aquellas que disponían de medios podían tener sus doncellas particulares. 

El epistolario de muchas de ellas nos ha permitido conocer los amores lésbicos de figuras tan importantes como Hildegar Von Bingen, una monja mística, poeta, artista, compositora, curandera y científica alemana de la edad media. Fundó varios monasterios, luchó por el papel de las mujeres en la iglesia. Su apasionada  historia de amor con la monja  Richardis ha llegado a nosotros a partir de la obligada separación entre ambas. Hildegard escribió varios tratados sobre la salud de las mujeres, entre los que se encontraban consejos sobre el aborto. También podemos citar a sor Juana Inés de la Cruz, que escribió unos bellos poemas de amor dedicados a la virreina María Luisa Gonzaga Manrique de Lara, condesa de Paredes, protectora suya y promotora de su obra tanto en México como sobre todo en España.
Facsímil de Eibingen del códice de Ruperstberg.

Alberto Mira señala la posibilidad de que las monjas organizaran comunidades lésbicas con "Santa Teresa como matriarca"  en la dura Castilla del siglo XVI, "hecho que no pasa de ser algo fascinante que requiere una mente brillante y más investigación" (1)

Hay un cierto paralelismo en las biografías de  Antonio de Erauso, la monja alférez, y Calamity Jane. Ambas fueron expulsadas de sus respectivas comunidades por corromper a las internas. Al donostiarra de un convento de monjas, a la pionera de un burdel. No és el único elemento en que coinciden, pero ya se sale de este tema, hablaré de ello otro día.

Hay muchos indicios de que el los burdeles norteamericanos, anteriores al siglo XX, las relaciones lésbicas era muy frecuentes. En un mundo sin mujeres, la prostitución jugó un papel muy importante y una importante actividad económica. Robert Aldrich (2) señala que "aunque las prostitutas iban a los pueblos del Oeste a sacar dinero, las había que tenían relaciones con clientas o entre ellas mismas" El mismo Aldrich explica la existencia del eufemismo "estrellarse" en la ciudad de Nueva Orleans, tras el cual se escondía la costumbre de muchas jóvenes de mantener relaciones sexuales con otras compañeras en los internados femeninos. Algunas una vez fuera no volvieron a tener relaciones lésbicas, otras formaron uniones estables y perdurables.




Posiblemente para poder mantener estos contactos se formaron clubs privados como el club Darnet de Staten Island . Este fue un lugar exclusivo para mujeres de finales del siglo XIX en Nueva York. Un lugar donde ellas se podían reunir para fumar, andar en bicicleta, vestirse como los hombres o amarse libremente. Este club sobrevivió hasta mediados del siglo XX, cuando entró en bancarrota y se cerró.

Club Darnet, 1899



Paralelamente a la Revolución Francesa y a partir de 1789, año de la toma de la Bastilla, París vivió un florecimiento de varios clubes semisecretos formados exclusivamente por mujeres, muchas de ellas lesbianas. Se cree que estos clubes tuvieron su origen en una secta secreta que llevaba años funcionando. Su constancia nos ha llegado a través de las publicaciones de la época fomentadas por ellas mismas. .

Muchas de ellas eran miembros de la llamada "Secta de las Anandrinas" que presuntamente ya funcionaba en la década de 1770. Mathieu de Mairobert fundaba una especie de folletín-revista llamado "L'espion Anglais". Éste contienía desde unas supuestas confesiones de la poetisa Safo a relatos de una alto contenido lesboerótico. Inicialmente esta revista se editaba en Londres para difundirse en París, con la Revolución Francesa pasó a editarse en Francia.

Miembro también de estos clubes fue la actriz Françoise-Marie-Antoinette Saucerotte, amante de Henriette Simonnet de Ponty y colaboradora años después de Napoleón, se la conoció como Mademoiselle Raucourt, "raucourt" legó a ser sinónimo de lesbiana . La mayoría de sus integrantes eran aristócratas, actrices famosas y no muy partidarias de la Revolución Francesa. 


Desconocemos en que momento se creó la "Sociedad de la Orquídea de Oro" en China. Si que existió entre los siglos XVII hasta inicios del XX. Se trataba de un grupo con un nexo común: se trataba de mujeres que se negaban a casarse con hombres. Esta sociedad tuvo cierta influencia en el sur de la China, especialmente en la provincia de Guanddong, (en la que se encuentra Cantón, hoy Guangshou).

A esta sociedad acudían mujeres que deseaban formar una familia con otra mujer,casándose con ella. Antes del celebrarse el matrimonio se realizaba el noviazgo, al igual que en las relaciones heterosexuales. Cuando una mujer quería casarse con otra acudía con regalos a la familia de la solicitada, si se aceptaban estos se consideraba que el compromiso estaba aceptado. En la ceremonia de boda las parejas se comprometían a ser fieles, a honrar a sus antepasados y a sus respectivas familias. Las novias acudían vestidas con velos de color rojo y peinadas con largas trenzas.

Una vez formada la familia podían adoptar fácilmente, pues a la asociación acudían huérfanos o niños abandonados con la esperanza de ser adoptados. Se les consideraba como hijos propios y eran amados y educados como tal. Al morir las madres ellos heredaban los bienes familiares.




A esta relación podríamos unir otro tipo de uniones y estrategias femeninas para sortear las dificultades que la sociedad ponía a muchas mujeres en su deseo de libertad. Podríamos citar como ejemplos a el llamado "matrimonio de Boston", las "vírgenes juradas" no solo en Albania, los matrimonios femeninos en la Inglaterra de los siglos XVII-XVIII.



(1) Para entendernos. Alberto Mira. Ediciones de la Tempestad. 
(2) Gays y lesbianas. Vida y cultura.Robert Aldrich. Nerea Ed.




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